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10 ene 2010

Acerca del miedo y de cómo el Amor lo cura

Pienso que hay dos sentimientos fundamentales, básicos, en todo ser humano, de los cuales emanan, se derivan, todos los demás.
Las diferentes gamas de emociones-sentimientos, no son más que variaciones o el resultado de las diferentes formas de combinar estos dos sentimientos primordiales: el Amor y el miedo.
Si se desgrana cualquier emoción-sentimiento, se encuentra en su base esta variación o combinación de los anteriores.

Observemos, por ejemplo, los "celos"; ¿No son éstos sino miedo a perder a la persona que se ama? O la "envidia", ¿no es ésta sino el apego, el Amor-deseo, del ego hacia el objeto o cualidad que otro posee?, ¿no es la intención de la posesión, de la unión con el objeto o cualidad, y el ansia que genera el no poseerlo/a o no estar unido a ello/a? Y este ansia, ¿acaso no es una forma de miedo del ego a la pérdida del objeto o cualidad deseados?, ¿a la separación de ambos?
El desgrane puede ser más o menos complejo, dependiendo del sentimiento-emoción, pero, al final de éste, al reducirlo a su mínima expresión, no encontraremos más que variaciones de Amor o de miedo, o combinaciones de Amor-miedo.

Así que, no tengas nunca más miedo al "odio" injustificado. A ese odio, sin fundamento, que algunas personas muestran gratuitamente. Tampoco a su versión más ligera; la "manía" sin sentido, que otros puedan experimentar. Porque a partir de ahora puedes comprender que ese odio, esa manía, se han forjado con el miedo con el que el ego enfría los corazones.
Que el que odia o es maniático, realmente, está temiendo; y él no lo sabe. Ésta es tu baza contra la intolerancia que se gesta en el odio y en la manía.
Otras veces, detrás de ese odio-manía se encuentra, agazapada, la envidia, esperando el momento de saltar y dañar. Y cuando esto último sucede, es buena cosa ser algo compasivo y recordar que esa envidia, envuelta en odio o manía, se generó con una pizca de amor; amor hacia alguna cualidad y, en el peor de los casos, amor hacia alguna posesión. Amor, en definitiva, que no se supo expresar mejor.

Y allí donde haya Amor en estado puro, habrá siempre unificación;
y allí donde haya miedo, no habrá más que fragmentación.
Por esto, el Amor siempre nos une, mientras que el miedo nos separa.

El Amor, por tanto, nos lleva al Uno.
El miedo, al dos y más...
“Allí donde hay dos, hay miedo”, dicen las Upanishads.

Amor-miedo, Bien-Mal, Positivo-Negativo, Construcción-Destrucción; lo que nos une y lo que nos separa. El flujo de la Vida; sin esto no hay movimiento, no hay variación, no hay evolución hacia algo mejor.

Ahora comprendo porque el Amor es tan importante, mucho más allá del sentido egoísta que le otorgan la mayoría de las relaciones humanas; lo es, porque es la raíz del bien, de lo positivo, de lo que une, de lo que construye.

Ahora comprendo, pese a que yo no sea un hombre de fe, porque Jesús dijo: "Amaos, los unos a los otros". Ahora comprendo mucho más. Comprendo por qué Jesús expresó esta frase en esta forma y no, por ejemplo, en esta otra: "Amaos entre sí, los que consideréis que tenéis cosas en común".
Cuando Jesús dijo: "Amaos los unos a los otros", dijo mucho más. Dijo: "Amad la diferencia". Lo dijo en una frase casi desprovista de categorías. Las únicas categorías son "los unos" y "los otros", y el pegamento que une es el "Amor".
Con esta frase, Jesús quiso decir mucho más. ¡Cuánto contenido hay en ella para el que quiera ver! Con esta frase, Jesús dijo: ¡Lo que es "diferente", que no os dé miedo! Al contrario, ¡amadlo!
¿Es que no veis en este hecho la infinita misericordia de Dios?

Por eso, te digo, no es buen consejero aquél que recele del que es diferente a él; o a su grupo, o a su colectivo. Que el que recela de lo distinto, en verdad lo está temiendo y no Amando. Que el que teme no vive realmente; sólo vive el que Ama.
Tampoco es conveniente dejarse guiar por el que intente sembrar en tu corazón la semilla del miedo, con palabras cómo: “Ten cuidado con...” “No te fíes de...”. Pues aquél que teme, busca que otros también lo hagan para no estar solos con su miedo. Y, si no teme, seguro es que lo que persigue es adueñarse de tu autocontrol para convertirlo en su control sobre ti.

No me cabe duda de que el mayor acto de Amor, es el acto de aprender a Amar la diferencia.
Sólo cuando todos y cada uno lo llevemos a cabo, empezaremos a ser verdaderamente iguales. He aquí, entonces, una verdad, "para alcanzar la igualdad, habremos de aceptar la diferencia". Y esta aceptación, ¿qué no es, sino que el más puro acto de Amor? Gran verdad que me sabe a verdad absoluta. No a mi verdad, ni a tu verdad, ni a la de ese grupo o a la de aquella nación. Me huele a la verdad de todos, porque está echa de esa contradicción aparente que envuelve a toda certeza.

Dos frases daría yo a cada ser humano. Dos frases pondría en su bolsillo para que estuvieran continuamente a mano. Dos frases de las que arrancar su profundo sentido. Que el que estas dos frases comprende, se convierte en un maestro de la vida.
La primera, la anterior: "Para alcanzar la igualdad, habremos de aceptar la diferencia". Que en la integración de ambas está la verdadera Unidad del Hombre.
La segunda, la que nos expresó Jesús: “Amaos los unos a los otros”. Algo inevitablemente necesario para aceptar la diferencia que nos lleve hacia la verdadera igualdad.
Dos frases con las que alcanzar el Reino que no está “más allá”, sino aquí y ahora. Tan inmediatamente aquí, tan vividamente ahora, que no nos damos ni cuenta.

Y el que no Ame, será mejor que no actúe. Que el que no tiene capacidad para Amar, sólo la tiene para dañar. Y aquél que daña, es aquél que teme. Y el que teme, no VIVE.

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