Búsqueda

6 ene 2010

Buscando al verdadero Yo

Tengo la impresión de que la Conciencia es el marco adimensional en donde la mente actúa, ya sea en el estado de vigilia -a través del pensamiento- o mientras dormimos -a través de los sueños-. La Conciencia sostiene, de alguna manera, los pensamientos y las ensoñaciones.
En ambos casos, parece que haya una autonomía de la mente más allá de nosotros mismos ya que, para el caso del pensamiento, y cuando éste se desarrolla de forma espontánea o inconsciente, estos pensamientos fluyen por sí solos en la Conciencia. Lo mismo sucede con los sueños mientras dormimos. Éstos aparecen, espontáneamente, en la Conciencia sin que ningún “algo” que se asemeje a un yo haga nada para que estos sueños sucedan.
Aunque, bien es cierto que en el estado de vigilia, durante el pensamiento, yo puedo decidir, en un momento dado, pensar en un pastel, por ejemplo; mientras que en ningún momento puedo decidir que soñar cuando duermo. Pero... ¿quién es el que decide pensar en un pastel? O, ¿quién es el que no puede decidir que soñar?... ¿Yo?
¿Y quién soy yo más allá de mis pensamientos? ¿Quién es el que los piensa? ¿Quién o qué, dentro de mi organismo, piensa o recuerda? Y, ¿dónde está ese yo mío cuando yo no evoco a los pensamientos, sino que son ellos los que vienen espontáneamente? ¿Dónde estoy yo cuando mi mente elabora todos esos sueños mientras duermo? Parece, por todo lo anterior, que no soy mis pensamientos y sueños porque soy el que los piensa y sueña. Y parece, también, que no soy el organismo en el que me encuentro porque antes me he referido, inconscientemente, a él como algo de mi propiedad; mi organismo, mi cuerpo. De alguna manera, siento que tengo un cuerpo, no que sea un cuerpo.

Así pues, ¿quién es ese "yo" que posee a mi organismo en el que se encuentra y que piensa y sueña? Intuyo que está ahí, pero no lo reconozco. Soy un "yo" que no se encuentra y que sólo reconoce sus productos: Cuerpo y mente.
¿Dónde estoy? Soy consciente de mí pero no me percibo. Me busco con la mente y sólo encuentro vacío. Y, sin embargo, existo porque estoy escribiendo estas letras.
Toda esta reflexión me paraliza...

Intuyo que ese "yo" que piensa y sueña, y que se busca a sí mismo, es el "verdadero yo" al que se refieren los Místicos Occidentales y los Sabios Orientales; ya que este "yo" que se siente a sí mismo, y como tal se busca, realiza esta acción siempre en el momento presente. En el aquí y ahora en el que, según ellos, reside. En contraposición con nuestro "falso yo", que no es más que la acumulación de experiencias pasadas. Experiencias del pasado que se han ido solapando, unas a otras, creando un conjunto indiviso de información. Este "falso yo" de información acumulada reside, por tanto, en el pasado. Y si reside en el pasado, debe de hacerlo en nuestra mente que es la que recuerda.

Convendría, también, no dejar pasar por alto otro factor que, si bien no crea a nuestro "falso yo" de forma directa a través de la experiencia, sí que, en cambio, lo perfila. Éste son los valores aprendidos, de carácter religioso y/o social, que interpretan nuestras experiencias.
Este factor es muy importante, ya que la experiencia no es buena o mala en sí misma. La pura y simple experiencia está descarnada, carente de significado. Es la interpretación de la misma, a través de la Cultura aprendida, la que le da forma, valor y, por tanto, "significado".

Por todo lo anterior, éste es nuestro "falso yo" o "yo mental": La acumulación de experiencias de nuestro organismo y nuestra mente que son recordadas e interpretadas a través de esta mente.
El "yo mental", pasado, que se recuerda en nuestra mente, no es más que un subproducto de nuestro "verdadero yo" perdido; al cual, cuando nuestra mente lo busca, siempre lo hace en el aquí y ahora que, según las tradiciones orientales, es en donde se encuentra.
Estoy aquí y ahora porque me siento y recuerdo mis acciones pasadas, llevadas a cabo a través de mi cuerpo-mente. Acciones que, al ser interpretadas desde las reglas sociales/morales, adquieren un significado que generan una emoción-sentimiento.
De modo que soy el que recuerda y, ahora, también el que siente; pero sigo sin percibirme... Al buscarme, este vacío nihilista se instala de nuevo en mi corazón.
Sé que estoy ahí/aquí, pero no me encuentro. Sé que la idea que tuve de mí mismo era falsa; y ahora sé que no sé quién soy.

Pensamos que somos una acumulación de experiencias interpretadas del momento pasado, pero no somos eso. Somos el qué realiza todas y cada una de esas experiencias y el qué las interpreta; siempre en el momento presente. ¿Lo puedo ver en el instante en que realizo la acción? El caso es que no, sólo observo sus huellas. Los rastros pasados en forma de recuerdos que se acumulan en mi mente y que, inocentemente, me creo que soy. Pero ése, esos recuerdos, no es el qué hace. Ése, son los recuerdos de lo hecho; y al identificar nuestra sensación de identidad con lo hecho, con los recuerdos de lo hecho, creamos un "yo mental" o "falso yo" que no se alimenta del presente, sino del tiempo pasado.

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