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8 oct 2013

El Budismo como el método para el re-conocimiento de la felicidad que no depende de ninguna circunstancia

  Era un momento de relax y me recosté un par de horas en el sofá antes de acudir a mi cita. Puse la televisión. Un documental que hablaba de la vida de Tchaikovski captó mi atención y no cambié de canal. 

  Entonces supe que este compositor clásico era homosexual, que se casó para acallar rumores y que sufrió mucho a lo largo de su vida a causa de su condición. Me llamó poderosamente la atención una frase que Tchaikovski expresó en algún momento de esta vida suya llena de aflicción. Decía algo así como que… no obtendrás la felicidad por mucho que luches por conseguirla, si ése es tu sino.
Una frase intensa, dramática y no falta de una cierta afección romántica al más puro estilo decimonónico.

  Inmediatamente recordé otra sentencia que escribí en un momento de profunda crisis, en el pasado, la cual decía: “Está escrito que No lo consigas; también lo está que luches por conseguirlo”.
Dos maneras casi idénticas de expresar la intuición que, en momentos de profunda crisis, se tiene acerca de que parece haber una especie de Orden Cósmico que se expresa en cada persona en forma de Destino. De ambas frases también se infiere la idea del sufrimiento que genera una mente que se resiste a este hipotético Destino u Orden Cósmico. También la confirmación de que aunque los factores externos que originan dicho sufrimiento sean distintos, su “esencia interna” tiene el mismo “sabor”. Y, por último, el reconocimiento de que la raíz de todo sufrimiento es la misma: el “me gusta/no me gusta” cómo este aparente Orden Cósmico se expresa a través de mí en forma de Destino

  Este me gusta/no me gusta es la expresión reconocible de la dualidad fundamental (atracción/rechazo) con la que opera nuestro cerebro.
La dualidad es generada espontáneamente, en algún punto del pasado lejano, en el momento en que el cerebro humano desarrolla, como consecuencia de millones de años de evolución, la capacidad cognitiva de crear una autoimagen de un sujeto; un sujeto perceptor de un entorno que es percibido.

   Y es que la mente imagina, fantasea; y en este proceso, en algún momento del desarrollo interior, crea una autoimagen de nosotros mismos sin pedir permiso a la Realidad; y nos apegamos a esa autoimagen y nos ponemos manos a la obra y la persiguimos apasionadamente. En el mejor de los casos, allí está, en algún punto de nuestro destino. Esperándonos en forma de autorrealización (del ego). Y en el peor de los casos, allí no hay nada que se le parezca. No estando dicha autoimagen nada más que en nuestra imaginación. Y la perseguimos como a un espejismo en medio del desierto. Generando toneladas de sufrimiento.

   … Y es que sí, si asumiéramos la idea de que existen infinidad de destinos, uno para cada uno de nosotros, a través de los cuales se expresa el Orden Cósmico, tendríamos que concluir, finalmente, que en esta Vida hay cosas que pueden ser cambiadas y cosas que, definitivamente, NO. 
De manera que, de forma generalizada, la cosa quedaría como sigue: si el destino "no" tiene reservado para nosotros esa cosa que no nos gusta, podremos cambiarla y seremos felices; y si el destino nos tiene asignada esa circunstancia que no nos gusta, por lo que no podremos cambiarla por mucho que nos empeñemos, seremos infelices.

   La crueldad de existir radica, por tanto, en que pareciera que la felicidad nos viene dada como en una especie de Tómbola de la Vida; de manera que si nuestras expectativas acerca de nosotros mismos y lo que el destino nos tiene reservado en términos generales, coincide, ahí está la felicidad, sino, ahí aparece la infelicidad. Éste es, por tanto, el mecanismo fundamental mediante el cual el “yo-ego-persona” genera felicidad o infelicidad para sí.
De esta manera, la felicidad ordinaria (común) consiste en que si lo que nuestro ego quiere para sí coincide con lo que la Vida nos tiene reservado, seremos egóticamente felices, si no, seremos egóticamente infelices.

   Y aquí es donde entra en juego el Budismo en general y el Zen en particular, como mi propia práctica; apuntando siempre hacia esa felicidad interior que no depende de ninguna circunstancia (externa)
Ahora lo veo claro, si pudiéramos expresar la complejidad multidimensional de la práctica budista en una sola frase cuando se nos pregunta, ¿qué es el Budismo? Ésta bien podría ser: El Budismo es el método que apunta hacia el re-conocimiento de esa felicidad interior que no depende de ninguna circunstancia.

   ¡Qué grande es el Budismo!

16 comentarios:

  1. Es el "yo", es el "ego", el que desea y quiere obtener las cosas. Es el "yo" el que disfruta, el que desea más felicidad, el que escudriña, el que busca, el que anhela más felicidad, el que lucha, el que se vuelve cada vez más refinado, el que jamás quiere llegar a su fin.

    Sólo cuando el "yo", en todas sus sutiles formas, llega a su fin, hay un estado de bienaventuranza que no es posible tratar de adquirir, un éxtasis, un verdadero júbilo libre de todo sufrimiento, de toda corrupción.

    Nuestro "yo" sólo es un recuerdo, un conjunto de pensamientos sin realidad objetiva. Cuando la mente trasciende el pensamiento del "yo", del experimentador, del observador, del pensador, puede haber entonces una felicidad incorruptible. Esta felicidad no puede ser permanente -en el sentido con que usamos esa palabra-, pues está más allá al tiempo y al espacio. Pero nuestra mente está siempre buscando una felicidad que tenga permanencia, algo que perdure, que continúe. Y ocurre que el deseo mismo de continuidad es corrupción.

    Si podemos comprender el proceso de la vida y explorar el río del conocimiento propio, comprenderlos sin condenar, sin decir que es bueno o es malo, entonces surge una felicidad creadora que no es "tuya" ni "mía". Esa felicidad creadora es como la luz del Sol. Si deseamos conservar la luz del Sol para nosotros mismos, ese ya no será más el claro y cálido Sol dador de vida. De igual manera, si deseamos la felicidad porque estamos sufriendo, porque hemos perdido a alguien o porque no hemos tenido éxito, entonces eso es tan sólo una reacción. Pero cuando la mente puede ir más allá, encontramos que existe una felicidad que no pertenece a la mente, y que es el verdadero gozo, el auténtico júbilo.





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  2. asi que me gusta o no me gusta, donde la dualidad es el fundamento raiz con el cual opera el cerebro. Esto debe ser para ociosos, digo yo. Pensaba que el sufrimiento, el verdadero radicaba en el hambre, la enfermedad cronica, la perdida de un ser querido como puede ser un hijo.

    Pero esta claro que para los ociosos budistas urbanitas, la felicidad es conservar la luz del sol entre el me gusta y no me gusta.

    ! Chapeau para la espiritualidad ociosa

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  3. Hola, “Anónimo 2”.

    En primer lugar, expresarte que no soy ni urbanitas (porque vivo en un pueblo grande de algo más de 20.000 habitantes) ni ocioso (porque aparte de mi trabajo diario llevo a cabo varias prácticas que me mantienen ocupado durante todo el día. Menos mal que existen lo fines de semana para, entonces sí, estar algo más ocioso! ;) Tampoco me considero una persona “espiritual” en el sentido tradicional de la palabra. Entiendo que soy más un estudioso de la naturaleza de la Conciencia. Algo así como un científico del alma que en lugar de usar el método empírico de la Psicología occidental, en donde el investigador (sujeto) estudia al paciente (objeto), usa el método empírico del Budismo oriental, en donde el investigador (sujeto) y el paciente (objeto) se aúnan en una misma persona. Ésa es la novedad que introduce el Budismo en cuanto a la metodología del estudio de la Conciencia; pues la investigación que uno lleva a cabo recae sobre uno mismo y el experimento que uno realiza es experimentado por uno mismo.
    Por todo ello, este blog está exclusivamente dedicado a dejar constancia de las impresiones que esta investigación tan particular deja como rastro. Como digo, exclusivamente dedicado a este fin y no a otros.
    Así, del mismo modo que existen blogs especializados, por ejemplo, en psicología, que no se centran en las injusticias cometidas en éste y por este Mundo, sin que por ello queden mínimamente deslegitimados; éste tampoco debería de serlo por el hecho de centrarse exclusivamente en el estudio de la naturaleza de la Conciencia.
    Valga esto como introducción.

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  4. A continuación decirte que en tu intervención observo que sin tú, creo, tener la intención, has abierto varios frentes. Trataré de rebatirlos con humildad y honestidad conforme a lo que la práctica Budista, en concreto la práctica del Zen, me ha enseñado. Y trataré de ser lo más breve posible, siempre supeditando esta brevedad a que mis argumentos queden debidamente expuestos.

    En primer lugar, expresarte que soy, obviamente, consciente de esas realidades que expresas, que generan sufrimiento. Hay algunas más; están el asesinato, las guerras, los atentados, las palizas,… como expresiones del intento de dominación de unos hombres sobre otros. Están los tsunamis, los terremotos, que arrasan todo a su paso matando en ocasiones a cientos de personas… siguiendo los dictámenes de la Naturaleza. Están enfermedades como el cáncer… que se llevan de continuo a gente sin discriminar si llevaron una vida intachable o no.
    En relación con todo ello, me remito a un extracto de una entrada de este mismo blog que escribí hace un tiempo, titulada “el zen está hecho para todos pero no todos están hechos para el zen”. Dice así:

    “…Éste es el precio que hay que pagar por nacer como Seres Humanos de carne en un Universo de materia; un Universo material que posibilita su existencia mediante el flujo de la energía que se da en los procesos básicos de creación y destrucción. Y ésta es la única Justicia existente, la Justicia Universal; que equilibra toda la destrucción que se da en el Mundo con la misma cantidad de creación en él… La Vida es así de justa y de injusta, así continuamente crea y destruye para poder existir; porque el Dios Misericordioso que nos observa desde el Cielo mientras esperamos que interceda sólo existe en las mentes de los Hombres y Mujeres que aún son ingenuos como niños.
    La Vida es así, imperfecta para la Razón, pero perfecta para sus propios fines.”

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  5. Una vez aclarada cual es mi posición con respecto a los males de este Mundo, una vez comprendidas cuales son las “reglas del juego” de estar vivo, vuelvo a insistir en que la raíz de todo sufrimiento es el apego (el me gusta) y el rechazo (el no me gusta); no importa que tengan ambos una causa subjetiva (me gustaría ser rico y poder llegar a fin de mes) o una causa puramente objetiva (a muerto un ser querido). En ambos casos es el “vinculo emocional” que te apega a la situación que has imaginado o a la persona que ya no está, el que genera sufrimiento. Otra manera de expresar la misma generación de sufrimiento, sería mediante la “no-aceptación” o rechazo de la Realidad de que esa persona ya no está o de que no estás viviendo la situación que te gustaría. Si no hubiese apego a la situación que te gustaría estar viviendo o a la persona que ya no está, no habría rechazo a su ausencia; y en consecuencia no habría sufrimiento. Te guste o no, por frío que suene, es así.
    Te pongo un ejemplo, tremendamente improbable pero no imposible. Imagina que eres un hombre maduro con una familia formada. Un día tocan a tu puerta. Abres. Es un abogado al que no conoces de nada. Te dice que en tu adolescencia dejaste embarazada a una chica. Ella nunca te lo dijo y crió al niño diciéndole quién era su padre aunque él nunca tuvo interés en conocerte. El abogado te dice que este hijo biológico tuyo ha muerto a la edad de 30 años por accidente de tráfico. Que no tiene familiares vivos más que tú y que has heredado, en consecuencia, sus bienes. ¿Crees que experimentarás el dolor de la pérdida de un hijo más allá de la mera aflicción por la muerte de alguien a quién no conoces? Indudablemente, esto es así debido a que por mucho hijo tuyo que sea no se ha generado ningún vínculo emocional entre ambos (apego). Por tanto, retornando a lo mismo, si vamos a la “raíz” del sufrimiento, su causa primera son los estados fundamentales de apego y rechazo. Sea lo que sea lo que los genere.
    Para terminar con esto, apelo a una expresión del Buda: “El dolor es inevitable; el sufrimiento es innecesario”. Ésta es la diferencia, dolor o sufrimiento, marcada por la aceptación o el rechazo a cualquier situación adversa que se nos presente.

    Pero sucede, además, que el Hombre no sólo sufre por el hambre, la enfermedad y la muerte. Las consultas de los psicólogos están llenas de gente que no pasa hambre, que no está enferma y que son más o menos jóvenes (por lo que la muerte natural les queda lejos). ¿Por qué esta gente sufre si tienen sus necesidades básicas cubiertas? Pues por la misma razón, porque se “apegan” o “rechazan” ideas acerca de su situación de vida que generan en su mente. Desterremos, desvinculémonos de toda esta “basura mental” que generamos al cabo del día, y la felicidad innata, la que reside en nosotros cuando tenemos todas nuestras necesidades básicas cubiertas, se revelará naturalmente. Esa Felicidad Innata no es, además, distinta del Ser sin mácula que somos, que trasciende cuerpo y mente pero los integra a ambos en una unidad indivisible que se extiende hacia toda la Creación. Conectemos todos con ese Ser que somos y el Hombre Lúcido poblará el Mundo. Las luchas de poder y todo lo que de ellas se deriva desaparecerán de la faz de la Tierra. El ego en su estado más burdo perderá su poder en este mundo y cederá su dominio a la Luz de la Conciencia que somos, que no es distinta de la Luz del Sol.

    Obtenemos una sociedad más justa con la totalidad de sus individuos meditando y progresando en esa meditación, que con la aplicación de las leyes más precisas y severas.

    Un cordial saludo.

    Nota: Al igual que la Física se vale del lenguaje matemático por ser éste el más preciso para expresar la naturaleza y dinámica de la materia, el estudio de la Conciencia se vale del uso de la metáfora, la paradoja y demás licencias del lenguaje para expresar la experiencia de “lo subjetivo”

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    1. Estoy seguro que tienes muy claro todo el marco conceptual Budista el cual expresas sin más originalidad que lo que has aprendido e imagino practicado, por tanto esta demás clarificar la filosofía Budista, lo cual no era mi intención. Ahora bien si observas tu entrada y relees lo que has escrito caerás en la cuenta que al salirte del dogma totalmente respetable de la filosofía a la que eres afín, encontramos un autor que intenta transmitir no de manera muy impecable una serie de abstracciones de tu propia cosecha que mas que clarificar desde mi punto de vista nos habla de cierta falta de claridad.

      El ejemplo más flagrante es meter en el mismo saco al sufrimiento neurótico de la sociedad moderna que queda resumido en el Me gusta/No me gusta, con el sufrimiento psicológico que no tiene su razón en la neurosis, si no en aspectos que van más allá del egotismo neurótico. El sufrimiento por la muerte de un hijo, el asesinato, la guerra, etc.…., no puede ser vinculado a la neurosis egotica.

      Resumiendo, una persona equilibrada, no neurótica, no vinculada al Me gusta/No me gusta, feliz, en paz y armonía sin crear tensiones en la sociedad, puede perfectamente sufrir la muerte de un hijo, una enfermedad crónica o los desastres de una guerra, por que no es buda viviente, es simplemente un Ser Humano sano psicológicamente que pasa por un terrible suceso que no puede ser despachado con un neurótico me gusta/no me gusta.

      En cualquier caso no he puesto en solfa al Budismo, si no a un texto carente de claridad y bastante impreciso, no así tus respuestas a mi mensaje, lo que demuestra que capacidad no te falta, solo hace falta cierta motivación como puede ser una crítica, demostrando que si, que tu entrada era conceptualmente de una espiritualidad ociosa.

      * Otro dia ya tocaremos el Dogma Budista, y como la gente confunde lo que sabe intelectualmente, con lo que vivencia.

      Un cordial abrazo

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    2. Wuouu... Un intelecto beligerante sin duda... Por cierto, te ha gustado lo del “me gusta/no me gusta”, eh? Apego/rechazo, sería más preciso; ya que has decidido ahondar en el asunto.

      Yo no sé lo que es "la filosofía Budista" de la que hablas, pues no leo libros de "filosofía Budista". El mismo Buda huyó de toda especulación física o metafísica y se centró en la “práctica” del método. Así que eso de la “filosofía Budista”, me atrevería a decir, es más un invento occidental de principios de Siglo (del S. XX, claro). Si acaso, sí he leído algún libro de transcripciones literales de charlas de algún reconocido Maestro. Que, en cierto modo, es casi como tener al Maestro frente a uno hablándole.
      Lo que sí conozco es el Budismo que brota de mi propia experiencia biográfica de Vida, de mis horas interminables de meditación y de las indicaciones impecables de mi Maestro.
      Lo mismo tú sí que has leído algún libro de filosofía de ésa...

      Que mis textos son difíciles de entender, lo sé. No niego que es arduo plasmar en palabras un estado subjetivo de Ser (Rigpa) que trasciende el sentido lógico con el que comúnmente nos interpretamos, a nosotros y al mundo que nos rodea. Mi objetivo a la hora de escribir no va más allá de que si algún “practicante” lo lee, me intuya mínimamente. Y tú, amigo mío, debido a tu falta de penetración en el texto -cosa que percibo por la valoración puramente intelectual y nada intuitiva que haces del mismo- me temo que no te has sentado en zazen en la vida. Y si alguna vez lo hiciste, no le sacaste el más mínimo provecho. Hay mucho practicante así, no te creas, no serías el único (en caso de que fueras practicante). No hay que ofuscarse ni desanimarse por eso. Como dije anteriormente, el Zen está hecho para todos pero no todos están hechos para el Zen. Dedícate más a la Filosofía dura, me da que es más lo tuyo... Por cierto, tú tampoco te creas que eres un campo de claridad cuando te expresas escribiendo. He tenido que leerte varias veces para sacar algo en claro más allá de las continuas descalificaciones... jejej.

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    3. Por otro lado, ciertamente, aquí se están mezclado dos tipos de sufrimiento.
      Uno tipo, el que se inflige uno mismo (o más bien el que nos “crea” nuestra propia mente), que es el sufrimiento que se produce cuando nos revelamos contra nuestra propia “situación de Vida” (un familiar que muere, una situación social personal que no nos gusta). De este sufrimiento es del que nos habló el Buda y en el que se centra este blog. Acerca del cual el mismo Buda prescribió el método de la meditación, con unas pequeñas indicaciones teóricas para poder llevarla a cabo de forma “precisa”. Porque no vale una meditación “que se parece” y que a mí me va mejor, vale justo “la que es”. Y es mediante esta meditación y no por medio de la lectura de ningún panfleto grueso de “filosofía Budista”, como se comprende que la base, la misma causa de este sufrimiento del que hablamos son los estados sutiles interiores, casi subconscientes en muchos casos, de “atracción y de rechazo”. El negarse a la realidad de la muerte de un ser querido (rechazo), por irnos a uno de los casos más extremos, no traerá más que sufrimiento extremo que puede derivar a medio y largo plazo en algún tipo de psicopatía. Los mismos psicólogos occidentales dicen que después de la etapa de duelo, ha de llegar la fase de “aceptación” para superar finalmente la pérdida. Por tanto, hasta la misma psicología occidental ratifica lo que el Buda adelantó hace casi tres mil años. Te vuelvo a trascribir una sentencia del Buda: “El dolor es inevitable, el sufrimiento es innecesario”. Ya el Buda entonces, habló del necesario duelo por la muerte de los seres queridos (lo expresa en su frase: el dolor es inevitable), pero también habló de cómo muchas personas -sanas- se quedan enganchadas mentalmente, con lutos de por vida, a esta idea de la muerte (lo expresa en la frase: el sufrimiento es innecesario)
      Y luego está el sufrimiento que nos inflige la propia biología del cuerpo cuando no tiene sus necesidades básicas cubiertas o cuando se encuentra éste amenazado en su supervivencia. De este tipo de sufrimiento no se ocupó el Buda, al menos no directamente. Pues no hay nada que investigar al respecto. Así, cuando alguien sufre porque siente el hambre en sus carnes, la solución es que coma. Puede que nadie le quiera dar de comer; pero la solución es clara: comer. Del mismo modo, cuando a alguien le están pegando una paliza, la solución para terminar con susufrimiento es la de dejar de darle golpes. Puede que quienes le están pegando decidan seguir golpeándole hasta la muerte; pero la solución es clara: dejar de golpearle. Y cuando alguien experimenta las inclemencias de verse inmerso en una guerra sufre también porque siente su vida peligrar día tras día. La solución para terminar con ese sufrimiento colectivo de una o varias naciones es la de finalizar la guerra. Puede que los dirigentes decidan continuar guerreando hasta borrar este planeta del sistema solar; pero la solución es clara: finalizar la guerra.
      Y en una última vuelta de tuerca, también puede que si los que no quieren dar de comer al hambriento, así como los que se empeñan en continuar pegando al débil, junto con los que deciden continuar la guerra que paraliza a las masas de ciudadanos... todos ellos se pusieran a practicar las indicaciones del Buda, finalmente todos ellos despertarían al Hombre Lúcido que llevan dentro y el hambre, la agresión y la guerra se esfumarían como sus retorcidos egos lo harían ante la Radiante Luz de la Conciencia que son en la base de sí mismos.

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    4. Por cierto, y para terminar, cariñosamente te lo digo, pues ya en cierto modo te considero mi amiguete (virtual) ; ) Menuda lengua faltando tienes, socio. Muy sutil todo, eso sí... Eres como la Belén Esteban, pero con el Bachillerato hecho... jajajja. Es una broma simpática.

      Y, para finalizar tu voraz intervención, justo antes de salir de escena te pegas un salto con doble tirabuzón y amenazando con volver, añades: “Otro día ya tocaremos el Dogma Budista, y cómo la gente confunde lo que sabe intelectualmente con lo que vivencia”... Cómo??!

      Amigo mío, creo que estás encantado de haberte conocido.

      Un cordial saludo. Espero no sin cierta curiosidad tu contraataque lleno seguro de profunda sapiencia de ésa que se aprende en los libros y se ratifica en las tertulias de café, o en las catas de vino, repletas de intelectuales encantados todos ellos de encontrarse así mismos cada mañana en el espejo ; )

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    5. La segunda abstracción singular dogmatica donde se asienta la raíz de tus creencias a través de las cuales se estructura un edificio de pose espiritual, es de lo mas Art_Pop. En cierta forma es caminar entre la filosofía y los cuentos de hadas que merece una reflexión.

      El Dogma al que me refiero es cuando desde,…. tu no se sabe que bolsillo metafísico sacas el conejo del “Destino” de cosas que si pueden ser cambiadas y cosas que no.

      Imagino que ha sido una revelación, una idea de una mente maravillosa.

      En fin eres el paradigma inocente de lo que yo llamo la espiritualidad ociosa, sabes que algo anda mal, lo que te lleva a esforzarte con técnicas de auto mejora, haciendo uso de extravagancias de este estilo como sustento ideológico.

      Cuéntanos como descubristeis la sabiduría y el conocimiento sobre el destino de lo que puede y no puede ser cambiado ¿, teniendo en cuenta que es en esas patas donde apoyas la mesa de tus convicciones, ergo es importante sobre todo para ti.

      Un abrazote

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    6. Esperaba algo más elaborado y menos farragoso.

      En relación con esta cadena de interpelaciones, me viene un koan que fue arduo resolver, ¿cómo suena un árbol al caer en medio de un bosque cuando no hay nadie allí para escucharlo?

      Fin del experimento... Que te vaya bien con lo tuyo.

      : )

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    7. También resuelves Koanes ?.

      Por que sera que todos estos Espirituales ociosos sus temas de conversación favoritos, siempre giran en torno a "Yo" y a lo "Mio".

      Lo que "Yo" se...

      Lo que "Yo He realizado.

      Lo que "Yo" opino.

      Lo que "Yo" he resuelto.

      "Yo" y siempre "Yo".

      Con lo simple que es la vida.

      Un besazo

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  6. InfinitoCero, quien te enfada, te domina...soy el anónimo uno.

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    1. Ahhh... tranquilo. Si esto entre anónimo 2 y yo no es más que un bailoteo dialéctico entre ambos para darle a este blog un poco de bugui bugui!!

      :) El q practicante de Zen que no se vuelve un poco travieso a través de su practica, es que no ha terminado de soltar todo el lastre.

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  7. Nunca discutas con un tonto ( dedicado a los que se creen que no son nada tontos..)

    Todos somos tontos de vez en cuando (generalmente más veces de las que creemos) y además tratamos con gente que hace tonterías.

    Además, es justo reconocer que quienes parecían tontos en realidad nos hicieron quedar a nosotros como tales. Por este motivo los tontos y sus tonterías, para intentar detectar la estupidez propia y la ajena, evitando disgustos y aprovechando las ocasiones que nos brinda la sociedad que nos regala el estar rodeados de tontos.

    Saludos de Anónimo 2

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  8. Eso que comentas en el artículo es casi Advaita: Sat-Chit-Ananda.

    Un abrazo

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