Así, en tanto que el Hombre es consciente de sí, lo es, también,
de su entorno; esto es porque en el momento en que el Hombre es capaz de pensar
acerca de sí mismo, lo es, también,
de pensar acerca de lo que ve a su
alrededor. Hechos que, intuyo, habrían de darse simultáneamente. De este
modo, en el momento en que el Hombre piensa, comienza a interpretar a sí mismo y a lo que le rodea.
Interpreta, primeramente, de
una forma rudimentaria. Lo hace a partir de la asimilación -en la memoria- de
gran cantidad de información sensorial que nace de la sucesión de experiencias
propias, en relación al medio, que se van acumulando y reiterando; y que,
posteriormente, recuerda y relaciona. Generando, mediante esta capacidad de recuerdo y relación, la somera
interpretación del mundo y la sensación de yo -como el centro desde
donde se vivencian todas, y cada una, de esas experiencias-, y, junto con esto,
la sensación de tiempo que transcurre
-como el recuerdo de experiencias en el medio, alineadas una detrás de otra-.
Desde este punto de vista, espacio, tiempo y yo van indisolublemente unidos.
Si hablamos de tiempo, hablamos,
en primer lugar, de un tiempo pasado
que es creado, conjuntamente, con la sensación de yo y de mi entorno; y que
tiene su base en la remembranza de la información sensorial experimentada. En
este punto, con toda la gran cantidad de información acumulada a lo largo de
la experiencia continuada, el individuo empezaría a imaginar eventos -todavía
exclusivamente ligados a la experiencia sensorial- que no están, realmente,
sucediendo y no han sucedido nunca; sino que son copias, ligeramente
modificadas, de otros que sí sucedieron. Pudiendo ser de esta manera como
surgió, en el individuo, la capacidad
imaginativa; y por derivación de
ésta, el tiempo futuro o, para ser
más exactos, la generación de la idea de
tiempo futuro.
Así, el tiempo futuro no es tiempo real, sino la capacidad de imaginar el posible presente; del mismo modo
que el tiempo pasado no es tiempo real, sino la capacidad de recordar el
vivido presente.
En un sentido estricto, por
tanto, el tiempo pasado y futuro sólo
suceden en nuestra mente. Y esto no es una mera elucubración mental de
corte filosófico, sino una experiencia
viva que se reconoce cuando shamadi
se realiza en uno mismo. Es la mente, por tanto, la que “crea” tiempo que va del pasado al futuro; e, instalados en la mente, nos olvidándonos, así, de
vivir el presente, que es lo único real.
>En un sentido estricto, por tanto, el tiempo pasado y futuro sólo suceden en nuestra mente.
ResponderEliminarCierto.