Zazen no es quietismo, en el sentido de quedarse inmóvil y nada más,
calentando el cojín como si estuviéramos empollando un huevo. Además de la mera
inmovilidad en la posición sedente, zazen requiere de la actitud interior
adecuada, referida, grosso modo, al cultivo de la atención interior sostenida y
sin esfuerzo, mediante la metodología específica. Así, en zazen trabajamos la
quietud en la postura sedente junto con la atenta observación dirigida hacia el
interior. De este modo, cuando tras la práctica continuada la posición se torna
correcta y no forzada y la atención interior se sostiene de manera constante y
sin esfuerzo, ambas se convierten en una sola y se crean, por ello, las
condiciones necesarias para que la energía
vital del cuerpo/mente fluya sin obstrucciones, con naturalidad. Y es
entonces, cuando este flujo natural de la energía a lo largo del cuerpo/mente
se da, que se tiene la experiencia subjetiva del Vacío búdico. Un Vacío que no
es nihilismo existencialista que crea angustia, sino que es clara Luz y Gozo
sin causa que derivan en plenitud
existencial. Este Gozo y Lucidez interiores se experimentan como vacíos por no estar enfocados en objeto
mental o físico alguno. Esta Claridad y esta Dicha interiores son vacías por estar desenfocadas, abiertas
hacía el infinito en todas las direcciones.
No hay
verdadero Zen hasta que nuestra práctica no deriva en esta experiencia. Incluso
todas las indicaciones practicadas, dadas por el Maestro con anterioridad, no
son más que mera preparación.
Hablar mucho sobre Zen y leer con diligencia los textos clásicos, o
cualquiera otros, antes de haber profundizado en la práctica, tampoco sirve de
mucho. Afanarse en las tertulias sobre Zen o espiritualidad, repitiendo lo que
dijo Dogen o fulanito y enzarzándose en debates filosóficos que satisfacen al
intelecto, no nos acercará un ápice a Shamadi. Después de tanta verborrea, si
no realizamos la vacuidad, nos
veremos obligados a asumir que no somos nada más que un saco de carne y huesos
que no vale más que un gran montón de heces de perro; el inaguantable hedor que
desprende son las partículas invisibles de nuestro sutil ego espiritual
que secretamente nos dice “yo soy
especial y mi zen es mejor que el vuestro”.
Rendidos a la
evidencia, derrotados ante el hecho de que nuestra existencia no vale más que
la de un gusano que devora un cadáver, no queda más que continuar practicando,
continuar practicando hasta morir en el cojín.
ResponderEliminarTu sutil Ego es el gusano, que incluso se cree capaz de practicar para morir.
Asi te va.
Muy buen texto. Muchas gracias.
ResponderEliminarEl que acepta los halagos, termina creyéndose los desprecios : )
ResponderEliminar"No somos nada más que un saco de carne y huesos que no vale más que un gran montón de heces de perro;"
EliminarNo te creas lo que tu Ego espiritualizado proyecta, no necesitas a nadie que te halague o desprecie, tu te bastas sólito,
Es la sombra del gusano.
Un poco al margen. De hablar, cuando es bueno y necesario. Pero ...Alguien no le lee-escucha. ¿Cómo puede ese alguien comprender ni el sentido de las palabras, ni las palabras mismas? Por qué acontece lo primero. Caben varias posibilidades: uno: no desea, o, no posee la –plena- voluntad de escuchar; dos: tiene ésta (la voluntad o querencia de escuchar-leer) sin embargo, sus propias ideas/sentimiento o conceptos cierran (obturan, u oscurecen) la escucha, es decir: interpreta-lee-escucha desde lo que sus determinadas ideas buscan. La primera posibilidad podría –valga la redundancia- tener por causa el que aquella persona se ocupa de un objetivo, el cual es de su interés y valora más que el diálogo. De una u otra manera no hay una lectura-escucha abierta. O, decir simplemente: ¿Inflación de ego? Podría ser, o no.
ResponderEliminarBonito texto que he de re-releer. Gracias!
Siendo más claro, mi frase: 'Alguien no Lee-Escucha', con mayúsculas para indicar en el sentido más real o profundo de leer y de escuchar. Que es, a su vez, el sentido de comprensión. Convencionalmente.
ResponderEliminar(Como lo veo en este momento). Gracias.