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30 dic 2009

De la verdad del relativismo cultural y de sus limitaciones

Existe una tendencia postmoderna, de los círculos académicos, a considerar que no hay culturas mejores que otras. Y, de pronto, esto me parece cierto. Pero, cuando, por otro lado, una mujer me dice que la cultura Islámica es peor que la Occidental, debido a que en el Islam las mujeres gozan de menos derechos que los hombres, de repente, esto también me parece cierto. Pero, ¿cómo pueden ser ciertos dos enunciados aparentemente contradictorios? Éste, sin duda, habrá de ser el gran debate de la Antropología académica por mucho tiempo.
A mi parecer, confundimos "la valía inherente a cada cultura en cuanto que modelo auto-organizado y plenamente coherente en y por sí mismo" con el hecho de que "todas las prácticas culturales hayan de tener el mismo valor"; y como todas -en determinados sectores académicos, como digo- terminan teniendo el mismo valor, finalmente, ninguna tiene valor en un sistema de referencia Universal jerarquizado; el cual termina no existiendo. Este sistema de referencia Universal jerarquizado, sencillamente, no existe si todos los valores culturales "tienen el mismo valor". Así, de esta manera, los valores (morales/éticos) sólo son válidos dentro del contexto que les vio nacer. Y se distorsionan considerablemente si son observados desde otro sistema de valores que no sea el suyo propio, pues no hay un sistema de referencia Universal que los encaje jerárquicamente; que los mire a todos equidistantemente y los ordene coherente y significativamente en un marco ideal o Universal. De esta manera, "sólo tenemos contextos relativos, relacionándose relativamente con la infinidad de contextos relativos posibles". Todo esto, como si las Culturas y "los valores que las gestan", que se dan en el espacio y el tiempo físicos "relativos", debido a la inexistencia de un sistema de referencia absoluto en el Universo físico Infinito, se hubieran tornado, también ellos, las Culturas y los valores, digo, "relativos", por obra y gracia de Einstein. Así, observados desde fuera de sus propios sistemas de referencia, desde la ausencia de sistema de referencia alguno, todos los sistemas de valores culturales tienen el mismo "valor", sencillamente porque todos cumplen con la función "auto-organizadora" del sistema social que regulan. Y esto es verdad, pero es una verdad que está incompleta.
Para comprender esto, para comprender los límites del "relativismo cultural", o el hecho de que el relativismo aplicado al Hombre y sus productos, nos revela una verdad que está incompleta, hemos de observar, en relación a la relatividad, que Einstein habló de "dimensiones", de lo "medible", de "propiedades de lo físico", de lo "externo", de lo "objetivo", de lo "inerte", de lo "sin mente", de lo "sin valor"; un sistema Físico no es mejor que otro (Una piedra rojiza no es mejor que una piedra grisácea; salvo porque alguna de ellas "no cumpla adecuadamente la función a la que vaya destinada"). Y, efectivamente, en lo meramente material o el "simple ajuste funcional" de los individuos en las sociedades, así es; no hay algo "mejor" que otro algo, cuando todos los algos son coherentes en sí mismos o auto-organizados. Ambos, lo material y lo social, observables "externamente" y "medibles"; plenamente "empíricos". Y en lo empírico, ciertamente, no hay "valor intrínseco" de lo observado. Cada cosa es observada desapegadamente, externamente, medida, interpretada, como desde fuera del propio sistema de referencia de "la cosa", y entonces ésta es válida en tanto que ésta cumple su función adecuadamente en su sistema físico -para los objetos- o en su sociedad -para las personas/objeto- Así, la ablación y la mujer sobre la que ésta se aplica, encajarán perfectamente en el sistema tribal, como organización Humana que es autoorganizada, del mismo modo que la igualdad de derechos de la Mujer en relación al Hombre, presentará un encaje funcional perfecto en la sociedad racional de Occidente, que también es auto-organizada; entendiendo por auto-organizadas, que se regulan a sí mismas. Así, desde la simple observación empírica, externa, o desde "el mirar hacia afuera", en donde se pierde el "significado" en favor del "encaje funcional", desde aquí, como digo, "todas las culturas son igualmente válidas, en tanto que todas son entes plenamente auto-organizados". Pero, como decía, esto es tan sólo la mitad de una verdad más amplia. Y la otra mitad de esta verdad es que las diferentes "Culturas", concretamente los "sistemas de valores" en los que éstas se asientan son "ideas"; ideas que se van gestando, a nivel global, en una escala que implica ser cada vez más relacional, menos opresivo, más compasivo, en definitiva.
Hablamos de "valores" (o moral concreta de cada cultura), como estados "mentales", no "materiales". Los fenómenos estrictamente físicos, observables, medibles empíricamente, efectivamente, como decíamos, son "relativos". Los "valores", como estados mentales, no lo son en absoluto; los valores se hayan jerarquizados en una escala de abrazo compasivo, que va desde "yo en mí mismo" hasta "yo en todo lo manifestado" -pasando por yo en mi familia, yo en mi grupo, yo en mi país- Una escala de valores que, por ser cada vez más inclusiva, es Absoluta (no relativa); es Universal.
Y, por esto, es "mejor", universalmente hablando, amar al que es distinto, que odiarlo; es mejor el valor de la idea gestada interiormente de "la igualdad social" que el valor de la idea gestada interiormente de "la necesidad de clases sociales"; por todo ello, es mejor ser mundicéntrico que ser etnocéntrico.
Si admitimos esto, admitimos que la aparición de la mente reflexiva -que permite la reflexión acerca del "Yo soy en el Mundo"- aporta nuevas cualidades a la Naturaleza. Con la mente reflexiva aparece el "valor intrínseco", el significado interno, vivo, latente en el Corazón de cada Ser Plenamente Consciente que no puede dejar de sentir cuando un Ser esencialmente igual a él, sufre. Este ser Pleno, ya no sentirá rabia, sino pena por los agresores, por ser consciente de que si ellos supieran lo que él sabe no podrían, de ninguna manera, actuar de esa forma. Y, pese a todo, este Ser intuye, en un último grado de desarrollo, que el Mundo de las cosas habrá de ser eternamente así...
Esto de lo que hablo, es una de las tantas formas en que esa "dimensión interna" del Hombre se expresa; tan real como la "dimensión externa" del Hombre que se dedica a medir el Mundo y representárselo. Estamos tanto tiempo mirando "hacia afuera" y discerniendo acerca de ello que olvidamos que un Mundo tan grande como el de fuera, ya lo llevamos dentro desde antes de que nacieran nuestros padres...
Por todo esto, por la forma en que el Hombre Moderno se desenvuelve en el Mundo, creo que existe un reduccionismo sutil, inconsciente, al pretender ver "los sistemas de valores de cada Cultura" como si fueran "objetos descarnados", como cuando observamos simples objetos físicos o, más allá de esto, pero aún en ello, como cuando observamos a las comunidades humanas como si fueran simples sistemas aislados formados por "x" elementos -personas- que interactúan entre sí. Ése es el terrible error del "empirismo", el de pretender hacer de todo lo que puede ser conceptualizado, observado, medido, un "objeto inerte".
Insisto, el Racionalismo, a mi parecer, comete el error de, como decía, confundir, por medio de un reduccionismo sutil, "la valía inherente a cada cultura en cuanto que modelo auto-organizado y plenamente coherente en y por sí mismo" con el hecho de que "todas las prácticas culturales hayan de tener el mismo valor". Todo esto, como he dicho, haciendo que lo interno del Hombre -y que lo hace tal- colapse, como diría Ken Wilber, en lo externo de éste; presentándolo como un simple animal que abandonó la cúspide de la pirámide evolutiva para sentarse en su base junto con el resto de sus hermanos menores, por imperativo de la ciencia empirista que ha sustituido "el dogma de la fe" por "el dogma del paradigma o modelo científico" que obtiene la verdad, exclusivamente, desde la observación empírica externa, o de los sentidos.
Si éste, el tema del cuestionamiento del Relativismo Cultural, es un tema continuamente recurrente -como intuyo que lo será-, entonces, no podremos seguir obviando el hecho de que "los valores", como sistemas jerarquizados universalmente, están siempre ahí como telón de fondo gritándonos que existen, diciéndonos que ellos mismos son tan reales en la Noosfera -o comunidad de mentes que interactúan- como nuestros cuerpos orgánicos lo son en la Biosfera.
Hablo de una Comunidad de mentes o Noosfera que se está expresando ahora mismo, haciéndose plenamente real, en este blog, en todos los blogs, en cualquier foro o chat, mientras nos estamos leyendo los unos a los otros. Una Noosfera que, ineludiblemente, se expresa, cuando mira hacia adentro en lugar de hacia afuera, en términos de "mejor" o "peor"; en una escala de valores que es Universal. Y esto es así, porque una cognición en la que se percibe a "los otros" como "esencialmente iguales" a "nosotros", es más "verdadera" que una cognición que nos presenta a "los otros" como alguna especie de restos del Kosmos imperfecto. ¿Y por qué es más verdadera? Las tradiciones contemplativas tienen mucho que decir al respecto. Y presentan, además, un método epistemológico de validación de sus enunciados, desarrollado a través de una praxis, a disposición de cualquiera que decida, seriamente, tratar de refutar este hecho referido a la esencia igual de todo hombre y mujer.
Y esta cognición mundicéntrica Universal es más verdadera, porque en ella no intervienen fragmentaciones culturales aprendidas que no están realmente "ahí fuera" -me estoy refiriendo a la construcción social de la raza, con su correspondiente categorización; y a otras construcciones sociales fragmentarias-. Si reconocemos el "valor más verdadero" del que ve que todos los Hombres tienen el mismo valor, "siendo la Cultura aprendida la que nos revela a los demás como distintos" -construcción social de la Raza o la clase social-, entonces habremos de admitir que el Hombre que sigue operando cognitivamente a través de la "construcción exclusivamente racial o social del Mundo" es un hombre oscurecido que "categoriza al Hombre conforme a las directrices que le marca su cultura concreta aprendida", que se gestó así con fines organizativos. Esto, más o menos, es lo que sucede en las culturas tribales y míticas anteriores a las estrictamente racionales; esto es, que su etnocentrismo brutal les impide ver lo digno que hay en cada una de las restantes culturas. Y este hombre descrito, oscurecido, es un hombre sumido en el sueño de "la realidad construida de las jerarquías de poder" a la espera de que el fogonazo de la Luz de la Razón, que apunta a la esencia de la realidad en sí, le muestre la Verdad.
Por tanto, sin ánimo de levantar ampollas, a causa de este razonamiento, la cultura Teocéntrica, o Mítica, del Islám o del Occidente anterior a la aparición de los estados Democráticos/Racionales, es menos desarrollada en el sistema de valores Universal, que la cultura Democrática Occidental actual; pese a que todos los hombres y mujeres sean esencialmente iguales, o pese a que todos los hombres y mujeres posean la totalidad del potencial humano dentro de sí, la forma en que cada uno de estos construye su realidad, se pude describir en términos de "mejor" o "peor". Así, el sacrificio humano ritual tribal es peor que las castas sociales míticas, que son peores que la igualdad institucionalizada de todo hombre y mujer presente en el Racionalismo. Esto, sin perjuicio del Conocimiento que se pueda derivar del Animismo mágico tribal y de la visión Mítica del Mundo. Pero, en relación con los "valores", así habría de ser; los valores de unos son mejores o peores que los de otros.
Y será el potencial humano latente en todas las almas el que posibilitará que cada hombre y mujer sean mejores cada día, o construyan mejor su realidad, si así se lo proponen (y si los que ya pasaron por allí antes que ellos les echan un cable). Un potencial humano que, dicho sea de paso, se va desarrollando, va madurando, se va haciendo más inclusivo y mejor, a lo largo de los diferentes estadios del desarrollo escalonado de las sociedades; pasando de la Magia al Mito y de éste al Logos.
Y sin embargo, la Pura Razón Democrática, a diferencia del Mito Teocrático, no se empeña en derrocar a éste. La verdadera Razón Iluminativa, abraza al Mito compasivamente como "expresión de la diversidad", y a la Magia, y en este abrazo no se tornará realmente sabia hasta que no acepte que ella ilumina más, en su abrazo mundicéntrico, que la Magia animista y el Mito, en sus abrazos etnocéntricos.
Bien es cierto que los "chacales del dinero" occidentales, así como los últimos reductos del Dios mítico, se empeñan en oprimir a estas culturas diversas, pero hermanas menores, disfrazándose de los que ofrecen, desinteresadamente, el Bienestar Social y la Salvación; pero éstos no son "Razón Pura". La Razón Pura habrá de aprender a conjugar, más allá de ella misma, en un sistema más allá de lo meramente lógico pero Omniabarcante, "la Compasión por lo diverso" con "la escala de Valores Universal" en la que unas prácticas culturales son mejores para el Hombre que otras y en donde, pese a ello, todas las expresiones culturales han de ser abrazadas compasivamente por formar éstas parte del inevitable y necesario desarrollo, crecimiento y maduración del Hombre como especie
Unas culturas diversas, con estructuras sociales significativas, mejores y peores al enmarcarse en un sistema Universal de valores que, efectivamente, como digo, han de ser abrazadas con compasión, pues forman parte de nuestro inevitable desarrollo desde la infancia del Hombre hacia su madurez. Pero en donde, del mismo modo que un hombre opera mejor y se hace más relacional con los restantes Hombres, siendo razonable; una cultura opera mejor y se vuelve más relacional con las restantes culturas, siendo racional.
Lo académico, lo político, aún no han resuelto está contradicción acerca de si las diferentes culturas han de validarse en términos absolutos o en términos relativos. Hacia la integración de lo absoluto y lo relativo en una síntesis superior (como diría Kant) habrán de dirigirse, y no hacia tratar de resolver, intelectualmente, que es lo verdadero; si el Relativismo Cultural, que mira a todas las Culturas con equidad, o el Sistema de Valores Universal, que encaja en su seno a cada una de ellas en una estructura ortogénica ascendente, cuyas piezas encajan perfectamente.
Ambas cosas son, simplemente, Verdad; la primera en la dimensión externa del Hombre y la segunda en la dimensión interna de éste.

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